También llamado “régimen cretense”, la dieta mediterránea es un conjunto de costumbres alimentarios tradicionales en varios países alrededor del mar Mediterránea, caracterizados por el consumo abundante de frutas, vegetales, cereales, aceite de oliva, y muy pocas carnes o productos lácteos. Varios estudios comprueban que la dieta mediterránea permite reducir la mortalidad y la morbilidad por enfermedades cardiovasculares, reducir los riesgos de enfermedades de Alzheimer y enfermedad de Parkinson, mejorar las suertes de embarazos por fecundación medícalo-asistidas y mantener el cerebro en mejor salud.
Aspectos culturales
En 1948, la fundación Rockefeller quería estudiar la salud de los habitantes de Creta, al salir de la segunda mundial. Descubrió que su alimentación tradicional, en base de cereales, frutas, verduras y olivas, permitía a los cretenses estar en buena salud, aun consumiendo pocos productos animales. A partir de los años 50, El interés por esta dieta fue al origen de varios estudios realizados por el doctor Ancel Keys. Sus investigaciones permiten establecer una liga entre alimentación y enfermedades cardiovasculares. Indisociable de sus investigaciones, el hecho de “comer juntos” es fundamental en el estilo de vida de los mediterráneos: “No nos sentamos en la meza para comer pero para comer juntos”.
La dieta mediterránea fue inscrita el 16 de noviembre del 2010 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de l'UNESCO, como "saber, conocimientos, practicas y tradiciones". La inscripción concierne 7 países : Chipre, Croacia, España, Grecia, Italia, Marruecos y Portugal.
Caracteristicas alimentarias
No existe dieta mediterránea típica como tal, ya que hay más de veinte países alrededor del mar mediterráneo. Los costumbres alimentarios varían según los países y las regiones adentro de ellos. Podemos citar: al norte del mar mediterráneo: la cocina provincial, la cocina italiana, la cocina griega y la cocina turca. Al este: la cocina siria, libanesa, israelita, palestina. Al sur: la cocina marruecana, tunisiana, argelina, egipcia, libiana, la cocina magrebí. Al centro (en las islas): la cocina cretense, maltesa y chipriota. A pesar de sus diferencias, esos países mediterráneos tienen cultura culinaria en común, que se caracteriza no solo por las características alimentarias comunes descritas abajo, pero también por practicas culinarias, sabores en común y también por la idea común de la dietética compartida por los médicos griegos y romanos de la antigüedad, los médicos arabes y europeos.
Las características principales del régimen mediterráneo tradicional son:
Un consumo bajo en alcohol y en vino tinto durante las comidas, un consumo bajo en carnes, sobre todo de carnes rojos, un consumo abundante de verduras, un consumo importante de frutas cuyas las frutas con cascaras (nueces, avellanas etc...), lípidos con consumo excesivo de aceite de oliva, las leguminosas (soja), un consumo en cereales, un consumo limitado en pescados, un consumo bajo o inexistente en lácteos. Otro beneficio de este régimen esta ligado al disfruto de comer, la convivencia de las comidas, momento importante de la sociabilidad y descuidado en una buena parte de los países occidentales. Los mediterráneos toman el tiempo de comer y eso favorece la buena digestión.
Beneficios para la salud
Su eficacia es difícil de evaluar por los estudios observacionales pero permiten establecer una relación entre varias poblaciones. Otra técnica consiste en comparar dos grupos de personas, uno siguiendo la dieta, otra abandonándola y estudiar como evolucionan. Los resultados son a tomar con pinzas ya que a fuera de la zona mediterránea, la gente que siguen estos tipos de dietas son personas que en general se cuidan, y los resultados de los estudios no representan solo los efectos de la dieta sino también los resultados de un cuidado general de estas personas.
En 1970, un estudio comparativo sobre la población de siete países, concluyo que los hombres cretenses tenían un indice muy bajo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, a pesar de un consumo excesivo de grasa (aceite de oliva). Treinta años después, un estudio bautizado “Lyon Diet Heart Study” ha probado un tipo de dieta cretense, después de darse cuenta que la mayoría de las personas que han tenido ataque cardiaco, no querían cambiar la mantequilla por aceite de oliva en la preparación de sus comidas. El grupo de personas ha cambiado la mantequilla por margarina a base de aceite de colza, y ha aumentado por 20% su consumo de frutas llenos de vitamina C, aumentado su consumo de pan y diminuido el consumo de carnes rojas y charcuterías. Este cambio de régimen ha dado resultados espectaculares: se cayo del 70% la mortalidad de las personas que han seguido la dieta. El estudio “MI-2009” hecho en Grecia, concluye que solo el consumo de verduras y el bajo consumo de carnes son asociados con el bajo indice de mortalidad por causa cardiovasculares. Esta dieta acompañado con un consumo moderado de vino, un fuerte consumo de frutas y nueces ayuda a conservar un cerebro en buena salud y reduce los accidentes del cerebro que contribuyen a la decadencia mental. En general esta dieta reduce la mortalidad por accidentes cardiovasculares, cánceres y contribuye a una mejor salud general.
Al parecer, la dieta mediterránea reduce también los riesgos de enfermedades de Alzheimer y de Parkinson por 20%. Además, seguir esta dieta reduce la aparición de la enfermedad de Alzheimer y frena su evolución.
También fue demostrado que seguir esta dieta durante el embarazo permite proteger los futuros bebes contra el asma y las alergias. Además, favorece el éxito de fecundación asistidas y aumenta las suertes de tener hijos por 40%.
Es importante distinguir esta práctica alimentaria de las dietas que se siguen para bajar de peso, las cuales hacen volver a tomar peso en cuanto se deja de seguir la dieta. La dieta mediterránea, es un modo de vida cuyo los beneficios se sienten a corto como a largo plazo.
¿Que te parecio este articulo?
¿Que te parecio este articulo?